sábado, 8 de diciembre de 2012

Grecia-Alemania: ¿Quién debe a quién? (2)


Segunda parte del articulo de EricToussaint sobre la deuda griega, para una lectura continuada hemos eliminado unos gráficos y los parrafos que hacian mención a ellos, los interesados pueden acceder al articulo completo en su versión PDF en el siguiente enlace: http://www.oid-ido.org/IMG/pdf/Grecia-Alemania__2_.pdf . Cuando nos llegue la tercera parte del articulo la publicaremos. Un saludo, la redacción

Los acreedores protegidos y el pueblo griego sacrificado
Éric Toussaint

Es una obligación moral sublevarse contra los discursos mentirosos sobre la supuesta solidaridad que los gobernantes de los países mas fuertes de Europa tendrían con el pueblo griego y otros países debilitados como Irlanda, Portugal, España... Los hechos contradicen sus declaraciones, reemitidas permanentemente por los medios de comunicación dominantes.
Comencemos por una pequeña verificación práctica. Conectaos a Internet y escribid «Grecia se beneficia» en un buscador. Constataréis la cantidad de medios que retoman la cantinela según la cual Grecia ya ha recibido una ayuda considerable. Por ejemplo, Hans-Werner Sinn , uno de los economistas más influyentes en Alemania, consejero del gobierno de Angela Merkel no duda en afirmar: «Grecia se benefició de una ayuda externa de 460.000 millones de euros a través de diversas disposiciones. Hasta este momento, la ayuda aportada a Grecia representa el equivalente al 214 % de su PIB, o sea cerca de diez veces más de lo recibió Alemania gracias al Plan Marshall. Berlín aportó cerca de una cuarta parte de la ayuda suministrada a Grecia, o sea, 115.000 millones de euros, que representa al menos diez planes Marshall o dos veces y medio el Acuerdo de Londres.»
Ese cálculo es totalmente falso. Grecia nunca recibió esa cantidad de financiación y lo que recibió no puede seriamente considerarse como ayuda. Hans-Werner Sinn iguala, de manera escandalosa, la Alemania salida de la segunda guerra mundial, que los dirigentes nazis habían provocado, con la Grecia de los años 2000. Además, no menciona las sumas reclamadas justamente por Grecia a Alemania en calidad de reparación de los daños sufridos por la ocupación nazi así como el préstamo forzado que la Alemania nazi impuso a Grecia. La deuda de Alemania con Grecia se eleva, por lo bajo, a 100.000 millones de euros. Como se ha publicado en la página web A l’encontre, sobre la base de los trabajos de Karl Heinz Roth, historiador del saqueo de la Europa ocupada por la Alemania nazi: «Alemania solamente ha pagado a Grecia la sesentava parte (es decir el 1,67 %) de lo que le debe como reparación por la devastación debida a la ocupación entre 1941 y 1944.» Una serie de sólidos argumentos deberían hacerse públicos para demostrar la falta de honestidad intelectual de las declaraciones de Hans-Werner Sinn, de los gobernantes alemanes y de los medios a su servicio. Lo que continúa no sólo es válido para Grecia, ya que se podría efectuar un estudio similar a propósito de la supuesta ayuda aportada a los países del ex bloque soviético que ahora forman parte de la Unión Europea, de Portugal, de Irlanda, de España... Pero como se verá en la tercera parte de esta serie de artículos, las relaciones entre Alemania y Grecia tienen una historia que merece ser tenida en cuenta.
I. Los planes de «ayuda» sirven a los intereses de los bancos privados, y no a los del pueblo griego
Los planes de «ayuda», puestos en marcha desde mayo de 2010, sirvieron para proteger los intereses de los bancos privados de los países más fuertes de la eurozona, que habían aumentado enormemente sus préstamos tanto al sector privado como a los poderes públicos griegos durante los años 2000. Los préstamos concedidos a Grecia por la Troica desde 2010 fueron a parar al reembolso de los bancos privados occidentales y así permitirles liberarse, limitando al mínimo sus pérdidas. También se utilizaron en la recapitalización de los bancos privados griegos, algunos de los cuales son filiales de bancos extranjeros, en particular franceses.
La deuda del sector privado se incrementó aceleradamente durante los años 2000. Las familias, a las que los bancos y todo el sector comercial privado (gran distribución, automóviles, construcción...) proponían condiciones tentadoras de compra, recurrieron al endeudamiento masivo, así como las empresas no financieras y los bancos que podían obtener préstamos a bajo coste (tipos de interés bajos y una inflación fuerte en comparación con los países más industrializados de la Unión Europea como Alemania, Francia, el Benelux, y Gran Bretaña). Este endeudamiento privado fue el motor de la economía del país.
Con la enorme liquidez puesta a disposición de los bancos del oeste europeo (sobre todo los bancos alemanes y franceses pero también italianas, belgas, neerlandeses, británicos, luxemburgueses, irlandeses...) por los bancos centrales durante 2007-2008, se produjo un aluvión de préstamos a Grecia, tanto al sector privado como a los poderes públicos.
También hay que tener en cuenta el hecho de que la adhesión de Grecia al euro le valió la confianza de los banqueros de Europa occidental, que pensaban que los grandes países europeos los ayudarían en caso de problemas. Por lo tanto, no se preocuparon de la capacidad de Grecia para reembolsar el capital prestado a medio plazo y consideraron que podían afrontar riesgos muy elevados en ese país. La historia les ha dado la razón hasta ahora, la Comisión Europea y, en particular, el gobierno francés y el alemán aportaron un apoyo continuado a los banqueros privados de Europa occidental.
Los bancos de los países del oeste europeo aumentaron sus préstamos a Grecia por primera vez entre diciembre de 2005 y marzo de 2007 (durante ese período, el volumen de los préstamos se incrementó un 50 %, pasando de un poco menos de 80.000 millones a 120.000 millones de dólares). Mientras que la crisis de las subprime estallaba en Estados Unidos, los préstamos aumentaron de nuevo fuertemente (+33 %) entre junio de 2007 y el verano de 2008 (pasando de 120.000 millones a 160.000 millones de dólares), para después mantenerse en un nivel muy elevado (cerca de 120.000 millones de dólares). Esto significa que los bancos privados de Europa occidental utilizaron el dinero que les prestaba abundantemente y a bajo coste el Banco Central Europeo y la Reserva federal de Estados Unidos para aumentar sus préstamos a países como Grecia. Siendo en esos países los tipos de interés más altos, la banca privada pudo obtener jugosos beneficios. Por consiguiente los bancos privados tienen una gran responsabilidad en el excesivo endeudamiento de Grecia, una aplastante mayoría de las deudas griegas están en manos de bancos europeos, comenzando por bancos franceses, alemanes, italianos, belgas, holandeses, luxemburgueses y británicos.
Los préstamos concedidos por los gobiernos de la eurozona (directamente o vía el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera establecido a partir de 2010), tienen por objetivo, en realidad, garantizar, en especial, que Grecia continúe reembolsando a los bancos de los países de Europa Occidental (siendo los bancos alemanes y franceses los más expuestos en Grecia). En resumen, el dinero prestado a Grecia retorna a las cajas de los bancos alemanes, franceses y de otros países en calidad de reembolso de los títulos griegos que estos bancos compraron masivamente hasta fines de 2009. También va a parar a la tesorería de los países prestamistas y a la del BCE, el FMI y el FEEF.
2. Los préstamos concedidos a Grecia llevan de nuevo el dinero... ¡fuera de Grecia!
Los préstamos concedidos a Grecia bajo el paraguas de la Troica están bien remunerados. Los diferentes países que participan en estos préstamos ganan dinero. Cuando el primer plan de préstamo de 110.000 millones de euro fue adoptado, Christine Lagarde, en ese momento ministra de finanzas de Francia, observó públicamente que Francia prestaba a Grecia con un interés del 5 % mientras que esto se hacía con un dinero conseguido a un tipo netamente inferior.
La situación es tan escandalosa (un tipo elevado también fue aplicado a Irlanda a partir de noviembre de 2010 y a Portugal a partir de mayo de 2011) que los gobiernos prestamistas y la Comisión Europea decidieron en julio de 2011 que el tipo exigido a Grecia sería reducido. ¡Qué confesión! Si bien esta decisión fue puesta en práctica, la diferencia entre el tipo del préstamo a los que estos países se financian y el exigido a Grecia siguió siendo importante.
Bajo las protestas del gobierno griego y frente a un profundo descontento popular que se expresa mediante fuertes movilizaciones en Grecia, los países prestamistas decidieron finalmente devolver a Grecia una parte de los ingresos que obtienen de los créditos otorgados a Atenas. Pero atención, los ingresos devueltos servirán a reembolsar la deuda.
3. La crisis de la eurozona rebaja el coste de la deuda para Alemania y otros países fuertes
Pero la historia no se detiene allí. Los países que dominan la eurozona sacan provecho de la desgracia de los países de la periferia (Grecia, Portugal, Irlanda, España, países del ex-bloque del Este, miembros de la UE). La profundización de la crisis de la eurozona debida a la política llevada a cabo por sus dirigentes y no a causa de fenómenos exteriores, conlleva un desplazamiento de los capitales de la Periferia hacia el Centro. Alemania, Francia, Países Bajos, Finlandia, Luxemburgo, Austria y Bélgica salen beneficiados gracias a una reducción muy alta del coste de financiación de sus deudas.
El 1 de enero de 2010, antes de que estallase la crisis griega y la de la eurozona, Alemania debía ofrecer un tipo de interés del 3,4 % para la emisión de bonos a 10 años mientras que el 23 de mayo de 2012, el tipo había pasado al 1,4 %. Y esto corresponde a un descenso del 60 % en el coste de financiación. Según el diario financiero francés Les Échos «un cálculo aproximado muestra que los ahorros generados por el descenso de los tipos del coste de financiación desde hace 3 años se elevan a 63.000 millones de euros». Suma que podemos comparar con los 15.000 millones (sobre 110.000 millones repartidos entre los diferentes acreedores) efectivamente prestados (con interés, véase más arriba) por Alemania entre mayo de 2010 y diciembre de 2011 a Grecia en el marco de su contribución al primer plan de «ayuda» de la Troica. El total de los compromisos de Alemania hacia Grecia, si se agrega lo correspondiente a las decisiones europeas tomadas entre 2010 y 2012, se eleva a 67.000 millones de euros. Sin embargo, la mayor parte de esta suma todavía no ha sido desembolsada mientras que el ahorro realizado según el cálculo de Les Echos ya es de 63.000 millones de euros.
Hemos comentado los tipos de interés a 10 años y a 6 años pagados por Alemania en sus emisiones de bonos. Si consideramos el tipo a 2 años vemos que el 23 de mayo de 2012, Alemania emitió títulos a interés nulo. A comienzos de 2012, Alemania emitió bonos a 6 meses por 3.900 millones de euros a un tipo negativo. Respecto a esto, Le Soir publicaba el 23 de mayo de 2012: «los inversores recibirán al término de estos 6 meses un poquito menos (0,0112 %) de lo que han prestado».
Si hubiera algo de verdad en la multitud de mentiras dichas con respecto a Grecia (o a Portugal, o a España...), se tendría que poder leer que Grecia permite a Alemania y a los otros países fuertes de la eurozona a ahorrar unas considerables sumas.
Debemos completar la lista de ventajas aprovechadas por Alemania y otros países del Centro, con los elementos descritos en los puntos siguientes.
4. Programa de privatizaciones del que se benefician las empresas privadas de los países del Centro.
Las políticas de austeridad impuestas a Grecia contienen un amplio programa de privatizaciones de las que los grandes grupos económicos, principalmente alemanes y franceses podrán sacar beneficios ya que los bienes públicos son vendidos a precios de liquidación.
A l’encontre cita y comenta una larga entrevista realizada el 7 de abril de 2012 por el diario suizo Le Temps a Costas Mitropoulos, uno de los personajes encargados del programa de privatizaciones en Grecia: «Las oficinas del Fondo helénico de desarrollo de los activos (Hellenic Republic Asset Development Funds) lindan, en Atenas, con el museo dedicado a la historia de la capital griega. Un símbolo, puesto que el proceso de privatizaciones llevado a cabo por una veintena de expertos, bajo la dirección de u antiguo banquero Costas Mitropoulos, cambiará el rostro de Grecia» Y agrega: «Es a este fondo, constituido a demanda de la Unión Europea (UE), que el Estado griego va transfiriendo las propiedades, las concesiones y las participaciones que deben encontrar un comprador. Según los planes iniciales de la UE, con el objetivo de sacar al menos 50.000 millones de euros de ingresos de aquí a fines de 2017.» Costas Mitropoulos, banquero, fue muy activo en Ginebra y señala que: «la transferencia de las propiedades a nuestro fondo por el Estado griego, se ha acelerado». Y continúa: «Nuestro primer mensaje a transmitir es: nosotros no somos el Estado griego. Somos un fondo independiente encargado de las privatizaciones, desde ahora propietario del 3 % del territorio griego. Tenemos un mandato de tres años. Estamos protegidos contra las interferencias políticas.»
El periodista de Le Temps insiste: « ¿Realmente lo está usted? Las privatizaciones, en todo el mundo, son siempre muy “políticas” y el Estado griego, que continuará presente en el capital de numerosas sociedades tiene muy mala reputación...»
La respuesta no presenta ningún equívoco: «Como banquero de negocios, conduje el proceso de una de las más importantes fusiones-adquisiciones realizadas en Grecia: la compra, por el grupo internacional Watson, del grupo farmacéutico heleno Specifa por cerca de 400 millones de euros. Conozco las reglas: un inversor, para que hoy esté interesado en una privatización griega, debe poder esperar que su inversión se triplique o cuadriplique. Por cada euro invertido, debe obtener tres o cuatro.»
5. Los sacrificios impuestos a los trabajadores permiten contener el aumento de reivindicaciones en los países del Centro
Los retrocesos sociales infligidos a los trabajadores griegos (y también a los portugueses, irlandeses, españoles...) ponen a la defensiva a los trabajadores de Alemania, de los Países bajos, de Austria, de Francia, de Bélgica... Sus direcciones sindicales temen entrar en conflictos. Se preguntan cómo reivindicar aumentos salariales si en países como Grecia, miembro de la eurozona, se disminuye el salario mínimo legal en un 20 % o más. De parte de las direcciones sindicales de los países nórdicos (Finlandia en especial), constatamos, incluso con consternación, que piensan que hay aspectos buenos en el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza (o pacto presupuestario europeo) y en las políticas de austeridad ya que se supone que refuerzan una sana gestión del presupuesto de los Estados.
Hablemos nuevamente del acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana y el Plan Marshall
Como fue indicado en el artículo «Grecia-Alemania: ¿Quién debe a quién? (1). La anulación de la deuda alemana en Londres en 1953», los términos del acuerdo firmado en Londres zanjan radicalmente con el modo en que actualmente se trata a Grecia. Se habían reunido múltiples condiciones para permitir que Alemania del Oeste se desarrollara rápidamente, autorizando la reconstrucción de su aparato industrial. No sólo la deuda contraída por Alemania, contraída fuera de las dos guerras mundiales, fue reducida en más de un 60 %, sino que el pago de deudas de guerra y el pago de reparaciones a las víctimas civiles y a los Estados fueron retrasadas a una fecha indeterminada: de hecho, a la reunificación alemana que se realizó en 1990 y al tratado de paz que fue firmado en Moscú ese mismo año entre las autoridades de las dos Alemanias en curso de unificación, Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido y Francia. Por lo tanto, el peso de las reparaciones sobre la economía alemana estuvo durante largo tiempo diferido. Y en el caso de las reparaciones debidas a Grecia, nunca merecieron el más mínimo esfuerzo por parte de Alemania ya que las autoridades germanas rechazan dar curso a las demandas griegas.
A diferencia de lo que había pasado al final de la primera guerra mundial, las potencias occidentales quisieron evitar que, después de la segunda guerra mundial, Alemania sufriera el peso de reembolsos insostenibles, como pasó en la primera posguerra, puesto que consideraron que eso favoreció el ascenso del régimen nazi al poder. Los potencias occidentales también deseaban una Alemania occidental económicamente fuerte (pero desarmada y ocupada militarmente) frente a la Unión Soviética y sus aliados. Nada de esto se contempló con Grecia y con los otros países de la periferia en el seno de la Unión Europea.
Para alcanzar este objetivo, no sólo se aligeró la carga de la deuda debida por Alemania y se le concedieron ayudas económicas en forma de donaciones, sino y sobre todo se le permitió aplicar una política económica completamente favorable a su relanzamiento. Los grandes grupos alemanes industriales privados pudieron consolidarse, a pesar de que algunos eran los mismos que habían tenido un papel clave en la aventura militar de la primera guerra mundial, en el sostén a los nazis, en el genocidio de los pueblos judíos, gitanos, etc., en el saqueo de los países ocupados o anexados, en la producción militar y en el gigantesco esfuerzo logístico de la segunda guerra mundial. Alemania pudo desarrollar impresionantes infraestructuras públicas, sostener sus industrias con el fin de satisfacer la demanda local y de conquistar los mercados exteriores. Incluso fue autorizada a reembolsar una gran parte de su deuda en su moneda nacional. Para concretar, reflexionemos sobre la situación que siguió al acuerdo de Londres de 1953. Pongamos por ejemplo que Alemania reembolsa a Bélgica y a Francia su deuda de entreguerras en marcos alemanes. Estos marcos no presentaban ningún interés en los intercambios con el resto del mundo, por lo tanto los belgas y los franceses trataron de sacárselos de encima comprando mercaderías y equipamientos suministrados por la economía alemana. Y de esta forma contribuyeron a rehacer Alemania como una gran potencia exportadora.
Por su parte, Grecia, Portugal, Irlanda, España, Estonia, Eslovenia y los otros países periféricos de la eurozona deben reembolsar sus deudas públicas en euros a pesar de que no tienen, dado el déficit comercial frente a los países más fuertes de la eurozona. Al mismo tiempo, las potencias que dominan la eurozona los obligan, vía la Comisión Europea y los tratados adoptados, a desarrollar políticas que les impiden tanto a satisfacer la demanda interna como a exportar. Si a pesar de todo, quisieran tener éxito en la exportación, se ven empujados a rebajar todavía más los salarios, lo que comprime un poco más la demanda interna y se acentúa la recesión. El programa de privatización da el golpe de gracia a su aparato industrial, a sus infraestructuras y a su patrimonio en general.
Para salir de este impasse, es necesario poner en marcha un conjunto de medidas económicas y sociales en ruptura radical con las políticas llevadas a cabo hasta ahora, tanto en el marco nacional como en el ámbito europeo. Por lo tanto, hay que realizar un programa de urgencia frente a la crisis.
Próximamente: Grecia-Alemania: ¿Quien debe a quién? (3), que tratará sobre el rechazo de los dirigentes alemanes a pagar las reparaciones debidas al pueblo griego por la ocupación nazi.
Traducido por Griselda Piñero