La
anulación de la deuda alemana en Londres en 1953
Eric Toussaint
Desde 2010, la mayor
parte de los dirigentes políticos en los países más fuertes de la
zona euro, apoyados por los medios dominantes, alaban los méritos de
su supuesta generosidad con respecto al pueblo griego y a otros
países fragilizados de la zona euro que están en la primera plana
de la actualidad (Irlanda, Portugal, España…). En este contexto,
los llamados «planes de rescate» originan medidas que continúan
hundiendo cada vez más la economía de los países receptores y que
propugnan retrocesos sociales inéditos durante los últimos 65 años
en Europa. A esto se agrega la estafa del plan de reducción de la
deuda griega adoptado en marzo de 2012, que implica una reducción de
las acreencias debidas por Grecia a los bancos privados del orden del
50 %1
mientras que estas mismas acreencias ya habían perdido entre el 65 y
el 75 % de su valor en el mercado secundario. La reducción de las
acreencias de los bancos privados está compensada por un aumento de
las acreencias públicas en manos de la Troica y lleva a nuevas
medidas de una brutalidad y de una injusticia fenomenal. Este acuerdo
de reducción de la deuda tiene por fin encadenar definitivamente al
pueblo griego a una austeridad permanente, pero también constituye
un insulto y una amenaza para todos los pueblos de Europa y del
mundo. Según los servicios de estudios del FMI, en 2013 la deuda
pública griega representará el 164 % del Producto Interior Bruto,
es decir que la reducción anunciada en marzo de 2012 no llevará a
un alivio real y durable de la carga de la deuda que pesa sobre el
pueblo griego. Dada esta situación, Alexis Tsipras, en una visita al
Parlamento Europeo el 27 de septiembre de 2012, señaló la necesidad
de una verdadera iniciativa de reducción de la deuda griega y se
refirió a la anulación de una gran parte de la deuda alemana en el
marco del acuerdo de Londres de febrero de 1953.
Recordemos este acuerdo:
El
acuerdo de Londres de 1953 sobre la deuda alemana
El radical alivio de la
deuda de la República Federal Alemana (RFA) y su rápida
reconstrucción después de la segunda guerra mundial fueron posibles
gracias a la voluntad política de sus acreedores, es decir, Estados
Unidos y sus principales aliados occidentales (Reino Unido y Francia)
dentro del marco de la guerra fría. En octubre de 1950, estos tres
aliados formularon un proyecto en el que el gobierno federal alemán
reconocía la existencia de deudas de los períodos anterior y
posterior a la guerra. Además agregaban una declaración que
estipulaba que «los tres países están de acuerdo en que el plan
prevea una liquidación adecuada para Alemania de las exigencias,
cuyo efecto final no debe desequilibrar la situación financiera de
la economía alemana por repercusiones indeseables ni afectar
excesivamente las reservas potenciales de divisas. Los tres países
están convencidos de que el gobierno federal alemán comparte su
posición y que la restauración de la solvencia alemana irá
acompañada de un reembolso adecuado de la deuda alemana que asegure
a todos los participantes una negociación justa que tenga en cuenta
los problemas económicos de Alemania».2
La deuda reclamada a
Alemania correspondiente al período anterior a la guerra se elevaba
a 22.600 millones de marcos incluidos los intereses. La deuda de la
posguerra se estimaba en 16.200 millones de marcos. Por un acuerdo
alcanzado en Londres el 27 de febrero de 19533,
estos montos se redujeron a 7.500 millones y 7.000 millones de
marcos, respectivamente.4
Lo que representó una reducción del 62,6 %.
El acuerdo establecía
la posibilidad de suspender los pagos y renegociar las condiciones de
éstos si se presentaba un cambio substancial que limitara la
disponibilidad de recursos.5
Para garantizar que la
economía de Alemania occidental realmente se relanzara y
constituyera un elemento estable y central en el bloque atlántico
frente al bloque del Este, los aliados acreedores hicieron grandes
concesiones a las autoridades y empresas alemanas, que fueron mucho
más allá de la reducción de la deuda. Se partía del principio de
que Alemania debía estar en condiciones de reembolsar la deuda
manteniendo un alto nivel de crecimiento y una mejora de las
condiciones de vida de la población. Pagar sin empobrecerse. Con
este fin, los acreedores acordaron:
1.- que Alemania
reembolsara en su moneda nacional, el deutshe mark, lo
esencial de la parte que se le reclamada. En forma marginal,
reembolsara en divisas fuertes (dólares, francos suizos, libras
esterlinas…).
2.- que al comienzo de
los años cincuenta, mientras el país todavía tenía una balanza
comercial negativa (el valor de las importaciones es mayor que el de
las exportaciones), las potencias acreedoras aceptaban que Alemania
redujera sus importaciones puesto que podía producir muchos bienes
que antes importaba. Al permitir que Alemania sustituyera
importaciones por bienes de producción propia, los acreedores
aceptaban reducir sus exportaciones hacia este país. En el período
1950-1951, el 41 % de las importaciones alemanas provenían del Reino
Unido, de Francia y de Estados Unidos. Si se suma a esta cifra la
parte de las importaciones provenientes de otros países acreedores
participantes de la conferencia (Bélgica, Países Bajos, Suecia y
Suiza), la suma total llegaba hasta el 66 %.
3.-que los acreedores
autorizaban que Alemania vendiera sus productos en el extranjero,
estimulando incluso sus exportaciones, con el fin de conseguir una
balanza comercial positiva. Estos diferentes elementos estaban
consignados en la declaración antes mencionada. «La capacidad de
pago de Alemania, a sus deudores privados y públicos, no significa
sólo la capacidad de efectuar los pagos regularmente en marcos
alemanes sin consecuencias inflacionarias, sino también que la
economía del país pueda cubrir sus deudas teniendo en cuenta su
balanza de pagos actual.
El
establecimiento de la capacidad de pago de Alemania requería hacer
frente a ciertos problemas que eran: 1) la futura capacidad
productiva con una consideración particular sobre la capacidad
productiva de bienes exportables y la capacidad para la sustitución
de importaciones; 2) la posibilidad de vender mercaderías alemanas
en el exterior; 3) las probables condiciones de comercio en el
futuro; 4) las medidas fiscales y económicas internas necesarias
para asegurar un superávit para exportar.»6
Además, en caso de
litigio con los acreedores, en general, los tribunales alemanes eran
competentes. Se dice, explícitamente, que, en ciertos casos, «los
tribunales alemanes podrán rechazar la ejecución […] la decisión
de un tribunal extranjero o de una instancia arbitral.» Es el caso,
cuando «la ejecución de la decisión sería contraria al orden
público», (p.12 del Acuerdo de Londres).
Otro elemento muy
importante: el servicio de la deuda se fijaba en función de la
capacidad de pago de la economía alemana, teniendo en cuenta los
adelantos en la reconstrucción del país y los ingresos por
exportación. Así, la relación entre servicio de la deuda e
ingresos por exportación no debía superar el 5 %. Esto quiere decir
que Alemania occidental no debía dedicar más de una vigésima parte
de sus ingresos por exportación al pago de su deuda. En la práctica,
Alemania no destinó jamás más del 4,2 % de estos ingresos al pago
de la deuda (cifra alcanzada en 1959).
Y otra medida
excepcional fue la aplicación de una reducción drástica del tipo
de interés, que osciló entre 0 % y 5 %.
Finalmente, hay que
tener en cuenta las donaciones en dólares de Estados Unidos a
Alemania occidental: 1.173, 7 millones de dólares en el marco del
Plan Marshall, entre el 3 de abril de 1948 y el 30 de junio de 1952
(o sea, cerca de 10.000 millones de dólares actuales). A los cuales
se agregaban, por lo menos, 200 millones de dólares (cerca de 2.000
millones de dólares actuales), entre 1954 y 1961, principalmente a
través de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos
(USAID).
Gracias a esas
condiciones excepcionales, Alemania occidental se recuperó
económicamente en forma muy rápida y terminó por absorber a
Alemania del Este a comienzos de 1990. Y ahora, es por lejos, la
economía más fuerte de Europa.
Alemania
1953/Grecia 2010-2012
Si nos arriesgamos a
hacer una comparación entre el tratamiento al que es sometida Grecia
y el que se le reservó a Alemania después de la segunda guerra
mundial, las diferencias y la injusticia son asombrosas. Presentamos
aquí una lista no exhaustiva en 11 puntos:
1.- Proporcionalmente, la
reducción de la deuda concedida a Grecia en marzo de 2012 es
infinitamente menor que la otorgada a Alemania.
2.- Las condiciones
sociales y económicas que se incluyen en este plan (y en los
precedentes) no favorecen en absoluto el relanzamiento de la economía
griega mientras que los concedidos a Alemania contribuyeron
ampliamente en el relanzamiento de su economía.
3.- A Grecia se le
imponen privatizaciones a favor de los inversores extranjeros,
principalmente, mientras que a Alemania se la alentaba a reforzar su
control sobre los sectores económicos estratégicos, con un sector
público en pleno crecimiento.
4. Las deudas bilaterales
de Grecia (respecto a los países que participaron en el plan de la
Troica) no se han reducido (solamente fueron las deudas con respecto
a los bancos privados) mientras que las deudas bilaterales de
Alemania se redujeron en un 60 % o más.
5.-Grecia debe reembolsar
en euros a pesar de que está en déficit comercial —y por lo tanto
con una penuria de euros— con sus socios europeos (especialmente
Alemania y Francia), mientras que Alemania reembolsaría lo esencial
de sus deudas en su propia moneda fuertemente devaluada.
6.-El Banco Central
griego no puede prestar dinero al gobierno griego mientras que el
Deutsche Bank prestaba a las autoridades alemanas y hacía funcionar
(por cierto, con moderación) la máquina de fabricar billetes.
7.-Alemania estaba
autorizada a no disponer más del 5 % de sus ingresos por exportación
al pago de la deuda mientras que ningún límite se le ha fijado a
Grecia.
8.-Los nuevos títulos de
la deuda griega, que reemplazan a los antiguos debidos a los bancos,
no responden más a la competencia de los tribunales griegos, sino
que son competencia de las jurisdicciones de Luxemburgo y del Reino
Unido —y bien sabemos cómo son favorables a los acreedores
privados—, mientras que los tribunales de Alemania (la antigua
potencia agresora) tenían esa competencia.
9.-En materia de
reembolsos de la deuda exterior, los tribunales alemanes podían
rechazar la ejecución de las sentencias de los tribunales
extranjeros o de los tribunales arbitrales en el caso en que su
aplicación amenazara el orden público. En Grecia, la Troica
rechazó, por supuesto, que los tribunales griegos pudieran invocar
razones de orden público para suspender el reembolso de la deuda.
Ahora bien las enormes protestas sociales y el surgimiento pujante de
las fuerzas neo-nazis son directa consecuencia de las medidas
dictadas por la Troica y por el pago de la deuda. De hecho, las
autoridades griegas podrían perfectamente invocar el estado de
necesidad y razones de orden público para suspender el pago de la
deuda y abrogar las medidas antisociales impuestas por la Troica, a
pesar de las protestas de Bruselas, del FMI y de los «mercados
financieros» que dichos actos provocarían.
10.-En el caso de
Alemania, el acuerdo establecía la posibilidad de suspender los
pagos para poder renegociar las condiciones si se producía un cambio
substancial que limitase la disponibilidad de recursos. Nada de eso
está previsto para Grecia.
11.-En el acuerdo sobre
la deuda alemana, está explícitamente previsto que el país pudiera
producir en su territorio lo que antes importaba con el fin de
alcanzar un superávit comercial y de reforzar así a sus productores
locales. En cambio, la filosofía de los acuerdos impuestos a Grecia
y las reglas de la Unión Europea prohíben a las autoridades griegas
ayudar, subvencionar y proteger a sus productores locales, ya sea en
agricultura, industria, o servicios frente a la competencia de los
otros países de la UE (que son los principales socios comerciales de
Grecia).
Se podría agregar que
Alemania, después de la segunda guerra mundial, recibió donaciones
en una cantidad considerable, especialmente, como ya vimos, en el
marco del Plan Marshall.
Se puede comprender por
qué el líder de Syriza, Alexis Tsipras, hace referencia al acuerdo
de Londres de 1953 cuando se dirige a la opinión pública europea.
La injusticia con la que es tratado el pueblo griego (así como los
otros pueblos cuyas autoridades siguen las recomendaciones de la
Troica) debe despertar la conciencia de una parte de la opinión
pública. Pero no alberguemos ilusiones, las razones que empujaron a
las potencias occidentales a tratar Alemania del Oeste de la manera
que lo hicieron después de la segunda guerra mundial no son de
recibo en el caso griego.
Para conseguir una
verdadera solución al drama de la deuda y de la austeridad, serán
necesarias más y más potentes movilizaciones sociales en Grecia y
en el resto de la Unión Europea así como el ascenso al poder de un
gobierno popular en Atenas. Las autoridades griegas (apoyadas por el
pueblo) deberán realizar un acto unilateral de desobediencia como es
la suspensión del reembolsote la deuda y abrogación de las medidas
antisociales. Esto forzaría a los acreedores a hacer concesiones de
envergadura y finalmente se podría imponer la anulación de la deuda
ilegítima. La realización, a escala popular, de una auditoría
ciudadana de la deuda griega debe servir a preparar el terreno.
Traducido
por Griselda Piñero
Próximamente
Grecia/Alemania: Quién debe a
quién? (2)
De la deuda del Tercer Reich a la
Grecia actual
1
Las acreencias de los bancos privados sobre Grecia pasaron, más o
menos, de 200.000 a 100.000 millones de euros. La deuda pública
total de Grecia sobrepasa los 305.000 millones de euros.
2
«Deutsche Auslandsschulden», 1951, pp. 7 y sig., in
Philipp Hersel, El acuerdo de Londres de 1953
(III),
http://www.lainsignia.org/2003/enero/econ_005.htm
3
Véase el texto completo en francés del Acuerdo de Londres 27 de
febrero de 1953: http://www.admin.ch/ch/f/rs/i9/0.946.291.364.fr.pdf
4
El dólar US valía en esa época 4,2 DM. La deuda de
Alemania occidental después de la reducción (o sea, 14.500
millones de DM) equivalía a 3.450 millones de dólares.
5
Los acreedores se negaron siempre a incluir cláusulas de este tipo
en los contratos con países en desarrollo o países como Grecia,
Portugal, Irlanda, y los de Europe centrale y oriental.
6
«Deutsche Auslandsschulden», 1951, pp. 64 y sig., in
Philipp Hersel, El acuerdo de Londres de 1953
(IV), 8 de enero de 2003,
http://www.lainsignia.org/2003/enero/econ_010.htm
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